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HERMANA MAYOR

Maruja Vilches Trujillo.

Queridos hermanos y hermanas:
 
Qué duda cabe que hay situaciones en la vida en las que confluyen sentimientos contradictorios por la esencia de las mismas, dejando la sensación agridulce de lo que es la vida en sí, alternancia de penas y alegrías.
La dimisión de nuestro querido Hermano Mayor, dejó en nuestros corazones el asombro de lo inesperado junto con el vacío de la pérdida irreparable de su entrega absoluta al servicio de la Hermandad. Su valentía y su coraje ante la enfermedad no han tenido respuesta por parte de su naturaleza y ha aceptado la voluntad de Dios cediendo el relevo de sus funciones, como siempre, por el bien de la Hermandad. Estamos seguros que esta decisión mejorará su estado y seguiremos disfrutando de su compañía inestimable.
A la vista de estos designios divinos, me presento ante vosotros aceptando la responsabilidad del cargo de Hermana Mayor, que la Autoridad Eclesiástica ha tenido a bien otorgar hasta la finalización del mandato, que será si Dios lo quiere, en Junio del año próximo. Esta decisión ha sido tomada por la potestad que le confieren nuestras Sagradas Reglas. Para ello cuento con la actual Junta de Gobierno, que al igual que cerró filas al lado de su Hermano Mayor, entregando su dedicación, su apoyo incondicional y su cariño en los momentos difíciles, ha sabido repetir la acción. Unánimemente ha formado equipo con el nuevo cargo, para dirigir, con la ayuda de nuestros titulares, los destinos de la Hermandad.
Como no podría ser menos, en nuestro haber, contamos con una excerlente nómina de hermanos y hermanas. Estamos seguros van a colaborar en las tareas de la Hermandad, poniendo su mejor disposición al servicio de la misma, reforzando las iniciativas que se deriven de su gestión, llenando nuestros cultos y nuestra casa de hermandad con su presencia, que en definitiva es lo que da riqueza y vida a una Hermandad. 
Se aproxima el Quinario de nuestro Cristo de las Almas. Sabemos que las dificultades que la vida diaria nos impiden, en muchas ocasiones, brindar nuestra presencia a estos actos, pero no hay obstáculo que el cariño y la devoción no puedan salvar. Será nuestra presencia masiva la que suba, como el incienso, hasta las plantas del Cristo de las Almas, inundándolo de amor y entrega. Él, a cambio, dejará la huella de su bondad en nuestros corazones, tan necesitados de la fuerza de su sacrificio.
Por último, me pongo a vuestra disposición en la seguridad de que intentaré emular la capacidad de entrega de los que me han precedido. Atenderé vuestras peticiones, si está a mi alcance, y siempre encontraréis la mano del hermano dispuesta a la ayuda y al entendimiento. Por parte de la Junta de Gobierno, deseamos de corazón que la Casa de Hermandad sea la de todos y que la misa de los Martes se convierta en punto de encuentro, un alto en el camino de nuestro quehacer diario, para disfrutar del contacto necesario que active nuestro espíritu y refuerce nuestra confianza.
A la espera de daros un abrazo personalmente, recibid toda la consideración de vuestra hermana en Cristo.