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La vida: un regalo de Dios

Dentro de los actos de la Parroquia de Omnium Sanctorum en Defensa de la Vida, la Hermandad de Los Javieres, organizó una conferencia el sábado día 23, impartida por Don Adolfo Vela Rey (Hermano Mayor de la Esperanza de Triana) con el titulo; "La vida: Un regalo de Dios". Adolfo nos hizo pensar y reflexionar sobre la postura de los cristianos ante el aborto. A continuación, se puede leer el relato de una joven madre ante la consulta de un médico que nos contó en su conferencia. Esperamos que esta experiencia pueda servir para salvar alguna vida más o para reflexionar.

Una joven madre, con su pequeño hijo en los brazos, entró en la consulta y, una vez cerrada la puerta y tomado asiento, dijo:
Doctor, tengo un grave problema: Como ve mi hijo es muy pequeño, tiene apenas cuatro meses y estoy nuevamente embarazada desde hace catorce semanas. Tengo casi veinte años y un trabajo precario como dependienta de campañas de electrodomésticos y mi marido está en el paro. Este embarazo nos complica tremendamente, porque no podemos asumir el coste económico ni las ataduras que un nuevo hijo nos ocasionaría. Lo he pensado mucho, desde que tuve la seguridad del embarazo y no veo otra salida del problema que la del aborto; quiero que se me practique cuanto antes y acabar con esta situación.
El médico le pregunto:
¿Sabes que, a pesar de las técnicas avanzadas en esta materia, las madres que abortan corren ciertos riegos?
Contestó la joven madre:
Si, estoy enterada y creo que a pesar de ello asumiré lo que sea. No tengo otra salida a mi situación.
El doctor la miró detenidamente y se puso a dibujar en un folio de papel, mientras meditaba seriamente. Tras unos instantes le dijo a la muchacha:
Te voy a proponer otra solución mejor. En lugar de que se te practique el aborto, con los problemas que se pueden plantear, durante el que puede correr peligro tu propia vida si surgen complicaciones de diversa índole, te propongo que hagamos esto: Sigue adelante con tu embarazo y tienes al niño con naturalidad, evitando esos posibles riesgos y complicaciones para tu salud... Y eliminamos al que tienes en tus brazos, algo que no te va a suponer ningún tipo de problemas para ti. Así sólo tendrás un niño y vuelves a la situación anterior al embarazo.
La chica abrió los ojos con asombro y miró al niño que dormía plácidamente en sus brazos. A punto de llorar respondió:
¿Matar a mi hijo? ¿Qué barbaridad me está proponiendo, doctor? Es lo que más quiero y antes me muero yo. ¿Ha visto usted lo lindo que es? Por nada del mundo lo perdería.
El médico suspiró hondamente y le respondió:
Que más te da, uno de los dos vivirá y el otro morirá. Ya que estás tan preocupada por tu bienestar, es mejor solución la que no comporta riesgos de ningún tipo. En cualquier caso, según tus intenciones sólo te vas a quedar con uno de los dos.
La joven mamá argumentó:
Pero es que este está aquí. ¡Vive! ¿No lo ve?
Respondió el facultativo:
Y el que llevas en tu vientre también vive. ¿No lo sientes como se mueve? Es tan hijo tuyo como el que llevas en tus brazos.
La joven madre quedó pensativa. Sus ojos vagaron por la consulta sin mirar nada en concreto. El silencio se hizo denso, insoportable. Miró al médico con ojos suplicantes y dos lágrimas comenzaron a rodar por su mejillas. Tras un minuto que se hizo eterno, se levantó lentamente y, sin despedirse, abandonó la consulta con la cabeza hundida entre los hombros y la espalda encorvada, como si soportara un enorme peso sobre ella...
Meses más tarde, el médico supo que había seguido adelante con su embarazo y mirando al cielo dio gracias a Dios, por haber iluminado a esa madre y se propuso ir a verla para hablar sobre esa nueva vida que Dios le había regalado.